¿Torpe? ¿Despistada? El embarazo deja huella en el cerebro.
Mimuselina
Sí, y más profunda que la que el hombre dejó en la luna. Una huella imborrable y permanente que nos convierte en olvidadizas y algo más torpes... Pero que se te olvide que has metido un vaso de leche al microondas o que tienes que hacer tal o cual recado es un síntoma más del embarazo.
¿¿No os ha pasado que, por mucha concentración que pongáis en estar pendiente de las cosas, en que no se te caigan cosas, en no tropezar, en acordarte de todo, es imposible?? "Equilicuá", no soy la única embarazada a la que le pasaba esto. Me regañaban todos diciéndome, es que es imposible, no puedes olvidarte de las cosas y estar tan "payasa"... y yo les decía, que sí, era como si me hubieran bajado el interruptor de algunas neuronas. Plof, ya no están... Y ahora la ciencia nos da la razón.
No se debe sólo a factores hormonales, el cerebro de una embarazada sufre una huella imborrable. Científicos del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) han realizado un estudio en el que han comparado la estructura del cerebro de las mujeres antes y después de su primer embarazo. El estudio, publicado en la revista Nature Neuroscience, advierte que la estructura "del cerebro de las mujeres que son madres cambia de forma definitiva, desarrollando una especial sensibilidad protectora que les permite captar el estado mental y las necesidades de sus hijos. Aunque el intelecto y la capacidad cognitiva no se vea afectado, si que se reduce de forma notable el volumen de la materia gris que contiene las neuronas, eliminando lo prescindible y adaptando el cerebro materno al objetivo de proteger y entender a su hijo".
Algo así como un reseteo de lo que no es necesario para dejar espacio para las nuevas responsabilidades. Se prepara para la multi-tarea de ser madre. ¿Qué me decís? ¿Es o no maravilloso el ser humano? Y yo pensando que me estaba volviendo idiota... Y es que tenía el cerebro ocupado por cosas superfluas que, una vez fuera madre, no me harían falta. Y todo esto lo han logrado comprobar realizando resonancias magnéticas funcionales (RMF) a 25 mujeres embarazadas. El seguimiento duró cinco años y cuatro peses. "En las comparativa de las imágenes captadas por estas resonancias se podía ver cómo se reducía el volumen de sustancia gris en la línea media cortical anterior y posterior, así como en secciones específicas de la corteza prefrontal y temporal en las mujeres embarazadas".
Los ingleses lo llaman "pregnancy brain", o lo que es lo mismo: menos concentración y falta de atención y se acusa más durante el tercer trimestre. Lo del cerebro es increíble, es versátil y como es un órgano que nunca deja de desarrollarse, es capaz de adaptarse a estas nuevas situaciones. En cuanto a lo de la torpeza, retienes líquidos y tu volumen aumenta por lo que puedes perder el equilibrio mucho más fácilmente. Tus articulaciones están distendidas y relajadas, lo que no ayuda mucho a la coordinación de tus extremidades, así que concéntrate en no caerte y chocarte con las cosas, que a todas nos ha pasado, jeje. No hay que ir presumiendo pero hijas, tampoco escondiéndonos. Es normal.
Eso sí, sabiendo que un 80% de las embarazadas (más o menos) puede sufrir pérdidas transitorias de memoria no nos queda otra que estar muchísimo más atentas y elevar nuestra capacidad de atención lo máximo posible.
Al hilo de lo que os comentaba antes de que el cerebro no deja de formarse, la catedrática de Bioquímica Natalia López Moratalla, entre otros expertos de la Universidad de Navarra, ha llevado a cabo el informe "Comunicación materno-filial: vínculo de apego". Sus conclusiones, grosso modo, son que el cerebro de la madre se prepara para cuidar al niño que lleva en su interior. En los últimos meses el volumen del cerebro disminuye hasta un 7% ya que "el "cerebro social" gana terreno: empatía, emociones, actitudes..." Y no son las únicas, la premio Pulitzer Katherine Ellison en "El cerebro de mamá: como la maternidad nos hace más inteligentes" afirma que la torpeza mental asociada a la maternidad es un estigma injusto y falso.
Lo que sucede es que las habilidades sensoriales son las que se desarrollan y ganan terreno, esas neuronas crecen y hacen que la mujer esté preparada, alerta y atenta para la crianza del hijo. El olfato y el oído se vuelven más finos, llegando incluso a reconocer el llanto de su bebé entre muchos.
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