Tipos de madres ¿Con cuál os identificáis?
MimuselinaEs cierto que la maternidad es un momento muy especial en la vida de toda mujer, pero no podemos negar que cada una la siente, la vive y la disfruta de una manera distinta.
Cada mamá es una mujer independiente, con su propia personalidad, sus propias ideas y, en definitiva, una persona única. Esto implica que seamos distintas frente a todas las situaciones de la vida, y la maternidad, por supuesto, es una de ellas.
Antes de ser madres, seguramente muchas jugabais a imaginar cómo sería esto de ser mamás y también pensabais en la relación que, en un futuro, mantendríais con vuestros pequeños. Pero lo cierto es que hasta que una no se encuentra en situación, no sabe “a ciencia cierta” como va a sentir su maternidad y, mucho menos, de qué manera va a comportarse.
Que la maternidad implique para toda mujer momentos de felicidad infinita, no quiere decir que no haya momentos de cansancio, de tristeza, o de reflexión. Porque en la vida nada es blanco o negro, y en los matices se encuentra la diferencia.
Antes de convertirnos en mamás, se espera de nosotras que tengamos sentimientos únicos que giren en torno a la felicidad, la ilusión, la ternura, o la realización personal, entre otros. Pero la realidad es que, a parte de éstos, nadie habla de las noches sin dormir, del cansancio (por no decir agotamiento), la incertidumbre, o la tristeza. Bueno sí…seguramente todas conoceréis el Club de las Malas Madres, que como su fundadora afirma es para madres “con mucho sueño, poco tiempo libre, alergia a la ñoñería, y ganas de cambiar el mundo”.
Nuevas etiquetas para madres
Y hablando de tipos de madres… es imposible no mencionar la educación de los hij@s. ¡Qué difícil es educar a un hij@! ¿Estaré haciendo bien? ¿Seré buena madre? Estas preguntas, en un momento u otro, aparecen “atormentando” la mente de toda madre. Muchas fundamentamos nuestros pilares educativos y morales en lo que hemos vivido con nuestros padres, ya sea para bien o para mal.
Lo mejor de la situación es que todas las madres podamos gozar con libertad para sentir y vivir nuestra propia maternidad, sin que aflore por ningún lado el sentimiento de culpabilidad o de no estar haciendo bien las cosas. Toda madre piensa o actúa de determinada manera porque cree estar haciendo lo mejor para su hijo, y ésta es la base de todo. Y en este sentido, son numerosas y variadas las formas de ver la maternidad y vivir la crianza de los hijos.
Hay madres que viven de forma “relajada” donde todo lo que hace su niño está bien, que no se sulfuran, que viven felices y mientras tanto el pequeño no tiene muy claro si lo que hace está bien o está mal. Simplemente se limitan a “hacer”.
Otras en cambio, están continuamente pendientes de sus hijos, unas con coherencia y las otras con sobreprotección extrema.
En definitiva, ser madre implica una serie de sentimientos, acciones y formas de ver la vida distintas, que han hecho surgir, en la actualidad, unas nuevas “etiquetas” o maneras de denominar los diferentes tipos de madres. ¿Identificáis el vuestro?
Mamá helicóptero
La mamá helicóptero, también conocida como mamá GPS, es aquella obsesionada por tenerlo todo controlado, su vida y también la de los demás. Ella misma toma las decisiones que deberían tomar sus hijos y son extremadamente sobreprotectoras. Todo en su vida gira en torno de sus niños, los absorbe hasta dejarlos sin apenas espacio, y al final acaban por perjudicarlos, a menudo, de forma irreversible.
En estos casos, la mamá cree que sus hijos son completamente dependientes, e incapaces de hacer nada por sí mismos. Les prestan más cuidados y atenciones de las que necesitan hasta niveles extremos, partiendo de la sobreprotección.
El resultado de este estilo de crianza son niños, y también futuros adultos, incapaces de asumir responsabilidades, inseguros y dependientes.
Mamá “mejor amiga”
Es la mamá que pretende ser la mejor amiga de sus hijos. Espera confesiones, confidencias e intimidades, y esto no siempre es posible. Los niños son niños y esperan poder compartir sus experiencias con otros niños de edad similar a la de ellos.
Mamá perfeccionista
¿Quieres que tus hijos sean perfectos? ¿No aceptas que haya algo que a tu hijo no se le dé bien? Quizás eres una mamá perfeccionista… Todas queremos lo mejor para nuestros retoños, pero llevar la perfección al extremo es un “arma de doble filo” que nos conduce hacia el camino de la decepción y el fracaso.
Estimular a nuestros hijos en el conocimiento y ayudarles en todo lo que podamos es genial. Pero… ¿habéis pensado en las consecuencias de exigirles demasiado? Es posible que sea el momento de aceptar a nuestros hijos como son, con sus habilidades pero también con sus limitaciones.
Mamá apisonadora
Es la mamá cuyo objetivo principal es aplanar el camino de sus hijos, para que éstos no se encuentren con dificultad alguna a lo largo de su vida.
Mamá tigre
¿Mamá puedo? No, ¿Mamá puedo? No… Y la respuesta será siempre no. La mamá tigre se encuentra en el extremo de la mamá permisiva. No permite a sus hijos hacer nada, ya sea ver la tele, salir con los amigos, o comer chocolate. Son madres estrictas que imponen la disciplina a sus hijos como el aire que respiran. Son madres inflexibles que imponen responsabilidades a pesar de que éstas les impidan disfrutar de los ratos de juego y diversión propios de los niños. El resultado no es otro que niños sin infancia. ¿Qué os parece?
Como éstas, son muchas las “etiquetas” que van surgiendo para describir las diferentes formas de concebir la crianza de los hijos.
La mamá bocadillo, que es la que persigue a los niños en el parque con la merienda en la mano; la mamá chóferque lleve a sus hijos de un lado para otro de extraescolar en extraescolar; la mamá directiva que dirige de forma continua lo que su niño tiene que hacer o la mamá hiperprotectora que no deja que su hijo haga nada por miedo a que pueda hacerse daño.
Lo ideal es que la crianza de nuestros hijos se base en el respeto y en la confianza. Quizás debamos iniciarnos en el "arte de observar" cómo aprenden por sí mismos, mantenernos “en la barrera” y dejarles más espacio y tiempo de juegos sin planificar, estructurar o dirigir.
Todos nos creemos con derecho a juzgar lo que hacen las demás madres, pero lo que está claro es que ejercer el papel de madre no es nada fácil y todas lo hacemos lo mejor que sabemos.