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Sentimientos de una mamá primeriza

Mimuselina
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Que ser madre es una experiencia única, es indiscutible. Pero para todas las madres primerizas, todo es nuevo y, a pesar de que muchas hablan de su experiencia como madres, el desconocimiento en relación a muchos aspectos, es grandísimo.
Seguro que antes de que nazca el bebé, ya habréis comprado todos los accesorios existentes en el mercado. Vuestra idea es tenerlo todo previsto para cuando el pequeño nazca, a pesar de que muchas de las cosas no sabréis ni para qué sirven... Es posible que os suceda lo mismo con la bolsa del hospital. Hace tiempo hablábamos sobre ello aquí.

La emoción de ser madre

A lo largo de todo el embarazo, todas vuestras conversaciones girarán en torno al nacimiento de vuestro bebé. Amigas, primas, vecinas... todas os darán sus consejos e indicaciones sobre cómo debéis actuar durante los primeros meses de maternidad. Os harán mil y una listas sobre lo que vuestro bebé va a necesitar, sobre cómo debéis organizar su habitación, o sobre cómo deberéis darle el pecho. Pero, la verdad es que son muy pocas las que hablan sobre las emociones o los sentimientos de la reciente mamá durante los primeros meses.
Es por ello, que dedicamos el post de hoy a hablaros precisamente de ello. Ser madre es un cambio radical en la vida de toda mujer, en el que la mayoría pasamos a un segundo plano.
Siempre recuerdo cuando estaba embarazada... Durante esos meses todo eran atenciones por parte de todos. ¿Necesitas algo? ¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien? Tras el nacimiento, me sentí como si alguien me hubiera dotado del don de la “invisibilidad”. Me convertí en transparente para la gran mayoría. Las atenciones que antes iban dirigidas a mí, ahora iban dedicadas a mi pequeña princesa. ¿Por qué nadie me preguntaba cómo me encontraba? Justo en el momento que más lo necesitaba...
Ser madre es una experiencia fantástica, pero para muchas mujeres no resulta nada sencilla. Y la gran mayoría, no se atreven a hablar de ello...
Nadie habla de la mezcla de sensaciones y emociones que aflorarán de un día para otro. La alegría, la excitación, el nerviosismo, el cansancio y también la tristeza. Nos parece vergonzoso decir justo cuando acabamos de ser madres, que a veces nos sentimos tristes. Pues sí, tristes. Y es completamente normal. Las hormonas, a menudo, también nos juegan “malas pasadas”.
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Es normal que, a pesar de amar infinitamente a vuestro bebé, os cuestionéis si habéis hecho bien. Os preguntáis si esto de ser madre es para vosotras, y os repetís y repetís que quizás todavía no estabais preparadas para ello. ¿Por qué?
Cuando lleváis noches enteras sin dormir y días sin ducharos, os sentís agotadas y además os duelen los pechos... ¡Es normal que os sintáis así! Cuando os sentís gordas, feas y tenéis unas inmensas ojeras... ¡Es normal que os sintáis así!
Además, no es necesario que disfrutéis de la maternidad las 24 horas del día. Hay tiempo para todo... para disfrutar, para reir y hasta para llorar... Podéis leer este artículo sobre los mitos falsos de ser madre.
También es cierto, que la maternidad no es igual para todas las mamás, ni a todas nos afecta de la misma manera. Generalizar nunca es bueno... Hay bebés que lloran continuamente y otros que apenas lo hacen. Hay bebés dormilones y bebés que no tienen necesidad de dormir. Esto es así...
Además, durante los primeros meses os daréis cuenta de ciertos aspectos, que seguramente nunca acabaréis de entender. ¿Por qué vuestra pareja-marido nunca escucha los lloros del bebé? ¿Por qué puede continuar durmiendo como un tronco si los “berridos” serían capaces de despertar hasta al vecino del quinto? Ya sea por cuestiones biológicas, circunstanciales o de sordera temporal, vosotras sois su madre y nunca acabaréis de entenderlo.
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La gente de vuestro entorno más cercano os dirá que disfrutéis del momento porque pasa rápido. A pesar de que la tentación es pensar que también pasan rápido los minutos en los que conseguís dar una “cabezadita”, lo cierto es que tienen razón. Los bebés crecen rapidísimo y cada etapa en su desarrollo, es única.

Yo que entonces también fui una madre desesperada y que me cuestioné cientos de veces si había hecho lo mejor, puedo decir que la experiencia merece absolutamente la pena. El tiempo para dormir ha llegado y el tiempo para recordar también. ¡Disfrutad de cada uno de los momentos porque éstos son irrepetibles!