"Feliz Covidad". Salud, la "suerte" de esta "Navidad de videollamadas"
Mimuselina
Todos los años por estas fechas... ¡Suerte, mucha suerte, a ver si nos toca algo! ¡A ver si este año pillamos algo en la lotería! Para, cuando no resultamos afortunados, decir aquello de... Si lo importante es la salud...
Creo, positivamente, que hasta este año no hemos valorado este deseo... el de tener salud, el de estar sanos y que todos tus familiares y amigos lo estén. Parecía el premio de consolación en este mundo materialista y mercantilista donde el dinero está por encima de todo, y ya que no había tocado dinero, al menos nos conformábamos con la salud...
Ainss, si ni aún teniendo todos los millones del mundo podríamos comprar salud, qué paradoja.
Yo soy de las que no juego a la lotería y siempre pienso que mi mejor premio es mi familia, la felicidad de los míos y que todos estén bien. Pero este año, el de la pandemia, el del maldito coronavirus, si si, este 2020 que estamos a punto de despedir, más que dinero queremos que nos toque salud...
Parece que ahora el premio gordo es ese, estar sano, y que estarlo o no se ha convertido en una suerte: suerte de no contagiarse, suerte de estar sanos, suerte, mucha suerte.
La salud, la nueva lotería
El mayor premio de la lotería de este año: tener salud
Una lotería, que te toque o no contagiarte. Una lotería, pasar el virus de manera liviana o muy grave. Todo en estos días parece fruto del azar, ese que cada 22 de diciembre aclamamos para llamar al "poderoso caballero" y que al que ahora pedimos que no nos toque, que el virus no toque a nuestra familia y amigos y que estemos todos en perfecto estado.
Y así es, porque es verdad que el dinero es necesario pero, sin salud, ¿para qué lo queremos? Dejo ahí la reflexión.
Y hablando de reflexiones, una más hablando de la suerte. Es una suerte poder valorar lo que tenemos. Yo miro a mis hijos, a mis padres, a mi familia y amigos y digo, ellos son mi suerte. Verlos cada día felices y fuertes, viviendo intensamente...
Qué suertuda soy. Otra reflexión que os dejo, igual las fechas y las circunstancias de este año nos llevan a ponernos intensos, pero si todos los años lo pienso, este quería compartirlo, con más razón.
Y qué suerte poder tener a los familiares sanos, aunque no podamos estar con ellos, ni abrazarlos... porque este año no vamos a tener esa suerte. La del tacto y el contacto, pero privarnos en una ocasión servirá para todas las que están por venir. Porque es una suerte que existan videollamadas con las que estos días estaremos cerca, estando lejos. Manteniendo esta desagradable distancia social que a todos los seres humanos nos cuesta por el hecho de ser eso, sociales y humanos.
Qué suerte que los nietos puedan ver a los abuelos aunque sea por una pantalla. Yo pienso en la suerte que tienen mis hijos a día de hoy y me duelen los nietos que este año no podrán llamar a sus abuelos porque no hay conferencias al cielo... Es muy duro pensar que este año habrá dos realidades y que parece que seguimos sin aprender a valorar el ahora que es lo único que tenemos.
La realidad de familias rebotadas porque no pueden ver a los suyos más que por videollamadas (sin dar gracias a dios porque se puedan hacer, hace años imaginaos esta distancia sin estas tecnologías a nuestro alcance) que contrastará con la realidad de familias que aunque quieran no puedan llamar a los suyos porque el coronavirus se los ha llevado para siempre, o incluso la de familias rotas con alguien enfermo aislado sin poder tener contacto con él. Muy muy duro.
Estas navidades prometen ser las más duras y difíciles de todas las que hayamos pasado hasta el momento, al menos nuestra acomodada generación (sin guerras, hambrunas u otras enfermedades contagiosas sin freno...)
Y en esa dureza, por ser distinto a lo que conocemos, hay que sacar el lado positivo, mirar con optimismo y no perder el espíritu navideño. Por los niños, por los que nos rodean, por los que queremos, por animar a los que lo están pasando mal, el espíritu de la navidad no puede decaer. Y esto no ha hecho más que empezar...
Sobre todo si hay niños a nuestro alrededor, hay que hacer que para ellos estas fechas sean lo más parecidas a lo que ya conocen, con ausencias, pero con ilusión, sin perder la magia. Porque hay mucha magia detrás de una pantalla que te conecta con los tuyos, porque hay mucha magia detrás de la llegada de Papá Noel o los Reyes Magos...
Porque hay mucha magia en estar santos, juntos, unidos y felices. Porque esa es nuestra suerte y nuestra magia.
Y si aún no lo vemos es que no hemos aprendido nada, es que estos durísimos momentos no nos han enseñado nada en lo personal. No hablo de lo profesional o lo económico, que eso es harina de otro costal, porque la realidad es que muchas familias no tienen ingresos por culpa de los despidos y cierres de empresas en esta pandemia.
Pero haced un ejercicio de responsabilidad moral, mirad a vuestro alrededor y percibir la suerte que tenéis, valorando todo lo que os rodea. Buscando la felicidad en eso, aunque esté lejos.
Y para que no se nos olvide todo esto podéis disfrutar de ratitos con los pequeños leyendo el cuento sobre la pandemia de Mimuselina, una visión optimista de lo que pasó en las casas y en las familias durante los meses del confinamiento.
"Y todo salió bien" recoge en sus páginas las experiencias que muchos padres con niños tuvimos que vivir esos meses, cargados de incertidumbres, creando una burbuja de seguridad dentro de nuestras casas, y mundos mágicos a diario para entretener a los peques y que estuvieran ajenos a la crueldad de una realidad vírica que hacía tambalear todos los pilares del ser humano: sociales, morales, laborales...
Si no sabéis qué regalar a los niños en Navidad este 2020, aquí tenéis la mejor de las ideas: Un libro con el que recordarán lo vivido y con trasfondo solidario.
Una lectura con la que además colaboraréis con la Fundación Aladina, ya que es un cuento sobre el coronavirus solidario. Mimuselina dona el 25% a esta fundación que ayuda a mejorar la realidad de niños con cáncer. Ellos ya sabían lo que era estar aislado antes de que nosotros lo tuviéramos que aprender a la fuerza. Esperamos que os guste y sea un recuerdo para que los peques no olviden lo que pasó y cómo se vivió, contado para ellos.