El estress en el bebe: abrazos curativos
Mimuselina
Desde el momento del nacimiento, nuestros hijos aprendieron a sentirse protegidos, amados y seguros en nuestros brazos. A medida que fueron creciendo y que aprendieron a caminar y a inspeccionar el mundo, es probable que muchos padres creyeran que este tipo de manifestaciones ya no eran necesarias, para evitar malcriarlos o porque creían que si tenían una relación más distante, los niños crecerían más rápido intelectualmente.
Causas del estrés en bebés:
Del nacimiento a los 6 meses
Durante los primeros meses de vida, las necesidades de tu hijo son físicas y emocionales, y es imprescindible satisfacerlas para su subsistencia: momentos de contacto cuerpo a cuerpo, buscar su mirada, sonreírle, tan importantes como las alimentación, el sueño, la evacuación, o juegos e intercambios positivos. La no satisfacción de alguna o varias de esas necesidades puede ser causa de estrés infantil. Por ejemplo: que se deje llorar al bebé hasta que logra dormirse solo o que se fuerce al bebé para que conquiste determinados logros, como caminar, comer solo o controlar esfínteres.
Síntomas de stress: rigidez de brazos y piernas, llantos inconsolables, rechazo al alimento o comer demasiado, problemas para dormir (insomnio o sueños cortos sin descanso).
Durante el segundo año de vida
Cuando se le exige una conducta que no es acorde a su edad. Por ejemplo, que se comporte en casa o en sitios públicos como un niño mayor; o cuando está poco tiempo con sus padres y manifiesta síntomas de abandono como desgana, hombros caídos o dolores de barriga.
Síntomas de stress: problemas para concentrarse, dispersión mental, abatimiento con permanente estado de nerviosismo, dolor de vientre, llantos continuos.
Durante el tercer año de vida
Cuando la relación que se tiene con él sólo se basa en prevenirlo de peligros y no hay momentos de distensión, como cantar juntos, contar cuentos, etc.
Cuando no se tienen en cuenta sus expectativas y se le obliga a hacer cosas que no responden a sus intereses, como colocarlo frente a la televisión o un Ipad para que no moleste o hacerle jugar solo con adultos.
El abrazo curativo del stress
Se ha demostrado que cuando tenemos contacto físico afectivo con las personas, por medio del abrazo, tenemos enromes beneficios no solo a nivel mental sino físico.
Un abrazo puede ayudarnos a mejorar nuestra autoestima con relación a los otros, nos ofrece la posibilidad de sentirnos cómodos con los demás y además nos enriquece como personas.
Algunos de los beneficios que tiene un abrazo en los niños:
1º Un abrazo dado con calidad y afecto sincero por parte de los padres a los niños permite que estos puedan tener mejor calidad de sueño. Sueños reparadores y tranquilos, además de ofrecerles una actitud calmada y tranquila en los momentos de vigilia.
2º Los niños que reciben más abrazos son niños que crecen más seguros consigo mismos, poseen una autoestima mucho más alta que niños que no lo han recibido.
3º Un abrazo permite que los niños que lo reciben sean mucho más sociables con las personas. El contacto afectivo con sus padres les permite ser sensibles y sociables con otros niños co
mpartiendo las mismas acciones.
4º Son niños mucho más felices, prósperos y con rendimientos académicos más destacables que aquellos niños que reciben pocos o ningún abrazo. Ya mencionamos algunos de los beneficios del abrazo en los niños, ahora mencionaremos el poder que tiene en nosotros los adultos:
5º Abrazarnos permite que nuestro cuerpo produzca hormonas que nos hacen sentir, plenos, felices y seguros.
6º Nos genera una sensación de bienestar y de confort que permite que no nos sintamos solos o abandonados.
7º Permiten que podamos expresar nuestras emociones sin necesidad de mencionar nada. El poder de un abrazo se basa en que es liberador y reparador.
8º Regulación de peso durante el proceso del crecimiento en recién nacidos y niños.
Durante la primera etapa de la vida; desarrolla una integración entre los afectos y la motricidad.
El abrazo desarrolla y ancla en la mente y el cuerpo la confianza.
Un abrazo puede ser el puente de comunicación empática profunda; en los niños, es fuente de un reconocimiento, que al centrarse en lo bueno, fortalece su autoestima.
Si el abrazo es amoroso y tierno, puede hacer que las emociones de dolor o pérdida, se unan con el sentimiento de amor, cambiándose por sosiego y tranquilidad.
El contacto afectivo, crea en el niño una visión integra y respetuosa de su cuerpo.
En definitiva, el abrazo es y siempre será un momento mágico, gratificante e inolvidable entre dos personas, que genera incontables y maravillosos sentimientos y emociones, estrechando y fortaleciendo sus lazos afectivos. Es por eso que un abrazo franco y sincero, permanecerá siempre en el corazón y en la memoria. ¡A derrochar abrazos a partir de ahora! ¿Y sabes qué? Son gratis.